En mi camino por el bosque, entre niebla y sonidos, pude percibir a los MALHECHOS: criaturas súper curiosas y juguetonas con todo aquél que cuida los ecosistemas; sin embargo, también son la pesadilla más terrible para las personas que los destruyen o que invaden el territorio sin proteger la naturaleza. Los MALHECHOS son el espíritu guardian del agua y de los ecosistemas de todo el planeta. Habitan en las montañas, en los frailejones, en las plantas, en las flores, en los animales silvestres, en las profundidades del océano, en el aire, la atmosfera, en fin, son el espíritu del planeta Tierra. Siempre están cuidándolo y protegiéndolo de quienes de manera intencional lo destruyen.
Decidí construir este mito para dar forma y vida a estos seres del musgo, Los Malhechos, que tienen como propósito vital salvar la mayor cantidad de ecosistemas que sea posible. El mío, mi propósito, es transmitir su espíritu para que su mensaje de protección y amor llegue a la mayor cantidad de gente posible, dando forma a un movimiento global que sea un pilar fundamental en esta revolución: la revolución verde. La cual busca generar conciencia para que la gente vuelva al campo a cuidarlo y a regenerarlo, entendiéndonos como humanidad desde un todo, sin asumirnos como el centro del universo.
Los malhechos toman vida en este proyecto, regresan a habitar el mundo. Se construye un mito porque los mitos son relatos capaces de construir realidades a través de la palabra contada; responden a algo dado en este universo y crean memoria colectiva. Son relatos que se trasmiten de generación en generación, con la magia que solo la tradición oral puede tener. Además, me parece interesante que los mitos hacen parte fundamental de la cosmovisión de los pueblos indígenas de Colombia, así como la existencia en constante relación con la tierra y entendiendo el espíritu como parte de este universo.
Los chicos del musgo necesitan más fauna y más flora, necesitan que se respeten sus ecosistemas, sus juegos y sus bailes. Ellos pretenden que la humanidad viva de una forma más sencilla, solidaria, fraternal y libre, usando menos recursos y trabajando en comunidad. Este proyecto reúne mito, arte y permacultura para construir elementos psicológicos y dinámicas sociales que se encaminen hacia una ética ecológica que nos permita entender nuestra verdadera función con y en la naturaleza.